lunes, 29 de septiembre de 2008

Patatas


Aún a riesgo de que piensen ustedes que me estoy volviendo un blando (volverán las oscuras monsergas...), no me resisto a dedicar hoy mi entrada a un bonito cuento-simil con moraleja que me ha remitido un amigo, pero que encuentro de gran utilidad para la salud del alma.

Resulta que un buen día el profesor dijo a sus alumnos que llevasen una bolsa de plástico y patatas. Y luego les pidió que pusiesen en la bolsa una patata por cada persona a la que guardasen rencor, escribiendo su nombre en la patata en cuestión. Luego, les dijo que habrían de llevar una semana la bolsa con esas patatas en todo momento, sin perderla de vista en ningún instante.

La lección que quería que aprendiesen se resume así: 1) El resentimiento es un gran peso para el corazón y la vida. 2) Atender a los resentimientos nos hace desatender cosas verdaderamente importantes. 3) El resentimiento guardado se pudre y nos termina envenenando.

Por ello, decía el cuento, el perdón no es un regalo para el perdonado, sino para el que perdona, que saca así de su "mochila sentimental" las patatas y es más libre. El perdón no muestra que apruebes lo que pasó, ni que le restes importancia, ni dar la razón al que nos hizo daño. Sólo significa dejar de lado esos pensamientos negativos y aceptar lo que pasó.

Bonita metáfora, y muy expresiva.

No en vano, decía Gandhi que perdonar es el valor de los valientes, y que sólo el que es fuerte para perdonar una ofensa es capaz de amar.

Foto: El chef Sergi Arola convertido en patata por obra y arte de los maquilladores y el Photoshop. De algún modo había que frivolizar un punto la entrada.

2 comentarios:

Unknown dijo...

"Te perdono, te libero y te dejo ir". Creo que todas las palabras que yo pueda decir respecto a este post... te aburrirán, Charolito.

Nunca he guardado rencor, nunca he sentido afán de venganza. Creo que he sabido perdonar o al menos lo he intentado. Y de todo ello estoy orgullosa porque me ha dado serenidad.

Creo que te gustará leer el Manual del Guerrero de la Luz, que extractaré semanalmente en Más Mañanas.

Un abrazo del tamaño correspondiente.

Unknown dijo...

Releo tu entrada (ya sabes que me gusta reflexionar sobre ideas como esta) y... me dice tantas cosas...

Esa cita de Gandhi... El amor es el sentimiento básico, el que lo mueve todo, el latir universal. "Donde hay amor no hay pecado", decía San Juan de la Cruz.

Cuando uno no saca la basura de casa, se pudre, da mal olor y aparecen los bichos, que devoran los desechos. El primer síntoma para saber si un cuerpo funciona bien o mal es saber si excreta regularmente. Con el alma pasa lo mismo, hay que mantenerla limpia de residuos. Conservarlos la hace putrefacta y no reporta ningún beneficio al portador, todo lo contrario.