miércoles, 11 de noviembre de 2009

100 entradas ya...



Acabo de leer en un periódico digital que Ramoncín ha cerrado el canal de youtube de "El Jueves" y venís dispuesto a despacharme con tan vomitivo personaje, que se las daba de rojillo, vanguardista y transgresor, y resulta que, al final, es como los señoritos de la España más casposa: que les gusta romper el virgo de la hija del aparcero, pero les toca los cojones que se lo rompan a la suya. O, dicho de otro modo, que ellos se creen con derecho a opinar de todo y de todos, pero que nadie venga a hacer un gag sobre ellos, que entonces le manda a "sus abogados" (porque esta gente no tiene uno sólo, sino un ejército).
Pero hete aquí que he visto, al ir a darle al botón para redactar esta nueva entrada que llevaba ya 99 publicadas, y he decidido que ese interfecto no merece ocupar la entrada número 100 de mi blog.
La entrada número 100 es para vosotros, querid@s amig@s, que con vuestros comentarios sois el alma mater de este blog, y sois todos de 10... en realidad, de 10 veces 10.
Y como no hay mejor regalo que una sonrisa, mi regalo es una pequeña píldora de humor que tiene muchos años, pero que siempre me encanta.
Gracias por leerme.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Gilipolleces


Llega un momento en que uno se harta de oír gilipolleces, aunque parece que los políticos no se hartan de decirlas.
La última, de nuestra Ministra de Cultura en "Los desayunos de TVE" (¿le meterían tripis en el café?): "Mozart vivía en la miseria por no tener derechos de autor". Ahí queda eso...
No vi el programa, y desconozco si la señora, o señorita, después de soltar aquello, se fumó un puro (no creo, ahora que su Gobierno anda tan embarcado en la lucha contra el tabaco).
Parece mentira que siendo titular de esa cartera sea tan inculta, y desconozca que Mozart no vivía en la miseria, como ha dejado claro un estudio basado en los archivos de la Musikverein (Sociedad de la Música de Viena), que demuestran que Mozart ganaba 10.000 florines anuales, lo que le colocaba entre el 5% más rico de la sociedad vienesa. Lo que pasa es que, parece ser, era aficionado a las juergas y el juego, lo cual no le reprocho en modo alguno, pero era, según dicen los que saben, el origen de sus deudas, lo cual no habría venido paliado por la existencia de unos hipotéticos derechos de autor.
Dudo que un canon sobre las pianolas, los clavicordios, los violines y el papel para escribir partituras hubiese conseguido que Mozart muriese rico, rico y con fundamento. Habría pasado lo que ahora: que ese canon se lo habrían quedado los chupópteros de turno (el Arzobispo de Salzburgo o sus posteriores patronos), y el pobre Wolfy se habría quedado viéndolas venir.
Aunque, claro, no creo que debamos quedarnos en la superficialidad de lo poco informada que anda la Ministra sobre la vida y milagros del, para mi, mejor compositor que nos ha dado la Historia, sino entrar en el asunto de fondo, que no es otro que, con su parida, intentaba la Sra. González-Sinde defender a Teddy Bautista, Ramoncín y su panda.
Y llegados a ese punto es donde uno ya salta. Porque, vamos, que me comparen a Mozart con, pongamos, Ramoncín, es para partirse la caja de risa.
Que no es que yo diga que el que cree no tenga derecho a ganar dinero, no, pero hay que ser serios, y poner los medios para que el que cree gane, pero el que no, no, y no crear un sistema de paniaguados que, cuando es menester, se hacen la foto con el dedo en la ceja o se echan a la calle con una pegatina en el pecho sobre el logotipo de Armani.
Y para eso se crea un canon injusto que nos presume a todos los consumidores "piratas" y nos hace pagar por cada CD, DVD o disco duro, aunque grabemos en ellos nuestras fotos o programas de código abierto; a pagar por tener impresoras y fotocopiadoras, aunque sólo fotocopiemos documentos de trabajo que no ha creado ningún escritor salvo, acaso, nosotros; a pagar por tener unas ADSL, por si las moscas te bajas música o películas; a pagar por tener en tu bar una televisión, aunque sólo veas el fútbol o la utilices para proyectar publicidad de tu local; a pagar por tener un DVD en casa, no sé muy bien por qué, puesto que si una cadena emite una película, ya habrá pagado los derechos para ello.
Y todo ello para que, al final, haya mucha gente que, sin crear nada, cobre derechos de autor no se sabe muy bien de qué o por qué razón.
Pues vale, Ministra. Pues, entonces, suprima, desde hoy mismo, todas las subvenciones al cine y a los artistas y escritores. Paso de que con mis impuestos se hagan cortos infumables, se publiquen libros mediocres, se promuevan exposiciones sin interés alguno, se monten actos deficitarios o se lance a gente con talento que, en cuanto consigan ser vendibles, va a freirme con sus reivindicaciones sobre los derechos de autor.
Si lo que quieren los artistas es entrar en el mercadeo, vale. Pero entonces, como todos, a pecho descubierto, sin subvenciones ni ayudas, sin contrataciones de favor, y a competir en el mercado libre. Y que vivan del puto canon y sus derechos de autor. Y si usan un edificio público para exponer su obra, paguen la tarifa a precio de mercado. Y si quieren salir en los informativos, a pasar por caja. Y que los conciertos, los organicen, produzcan y paguen ellos, nada de que los ayuntamientos paguen actos culturales ruinosos. Sólo los que se rentabilicen.
Y el que venda que sobreviva, y el que no, que cuelgue la guitarra, los pinceles o la pluma y se ponga a currar en otra cosa.
Lo que no puede ser es tetas y sopas, que dicen en mi pueblo.
Foto: Mozart en versión DJ.

lunes, 2 de noviembre de 2009

La Burbuja Pirata a punto de estallar


Ahora que andaba yo buscando un billete de ida a Somalia, planchando mi pañuelo lleno de tibias cruzadas y calaveras, haciendo acopio de ron y decidido a volver al quirófano y decirle al cirujano que ni tornillos de titanio en el tobillo ni pollas, que lo que quería era que me cortase la pierna a la altura de la rodilla y me pusiese una pata de palo, me entero por los periódicos que nuevamente, llego tarde.
Después de leer la pasta gansa que se ganaban los piratas somalíes secuestrando atuneros, pensé que ese era el trabajo en el que podría dar todo de mi: un trabajo fácil, con buena comida mientras lo haces (atún recién pescado mientras dure el secuestro), una remuneración adecuada (unos cuantos millones de dólares por asunto), y encima en el mar, y en un lugar de clima benévolo.
Pero nada, parece que ha pasado como con el sector inmobiliario, y que la avaricia ha roto el saco. Como son tantos los secuestros que se hacen (que estos piratas no tienen mesura), los propietarios de los barcos han tomado medidas y llevan agentes de seguridad armados como Schwarzenegger (sí, sí, comprobadlo, lo he escrito bien) en "Commando".
Así que, hace unos días, cuentan los rotativos, cuando unos honorables piratas se acercaban a un atunero español en su barca, el "machaca" de a bordo, contraviniendo la proverbial hospitalidad española, no les dio siquiera tiempo a presentarse educadamente ("Hola, somos piratas, venimos a secuestrarles, y cuando en unos días nos den la pasta, les dejaremos en paz... por cierto, ¿eso es atún?´Póngame un taquito de lomo en crudo, si es tan amable, que ya traigo en el petate el wasabi y la soja"), y los disuadió de su propósito.
Es más, cuentan también los periódicos, que ante la poco esperada falta de hospitalidad de los españolas, los piratas decidieron probar suerte en un barco que navegaba bajo bandera de la República Francesa, encontraron poca Fraternité y fueron recibidos de igual modo, por lo que tuvieron que volver a casa con las manos vacías (no quiero imaginar las broncas de sus señoras... "pardillos, que sois unos pardillos... ya me dijo mi madre que me casase con un funcionario").
Así que, eso, que parece que en esto de la piratería también ha habido ya exceso y se ha generado una "burbuja pirata", que va a estallar como ya hicieron la "burbuja tecnológica" y la "burbuja inmobiliaria" y los va a dejar a todos en el puto paro.
La jodida mano invisible, que decía Adam Smith en "La Riqueza de las Naciones".
Y yo, una ve más, llego tarde. A tomar por culo mis planes de pirata... me consolaré bebiéndome el ron que había comprado.
Foto: Sir Francis Drake, un pirata que llegó a "Sir"... a ser "Sir". Cada vez estoy más convencido de que elegí una profesión inadecuada.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Con dos cojones


Toni Cantó siempre me gustó como actor. Me parece un gran intérprete, que da todo de si sobre las tablas de un escenario, y que, sin embargo, no está debidamente valorado por los altibajos cualitativos de sus intervenciones en series de televisión.
Pero el caso es que andaba hace unos momento aquí, navegando por Internet, y acaba de empezar en esa cadena cuyo nombre tiene rima, una entrevista a este señor con ocasión de la presentación de un libro en el que dice, entre otras cosas, que "las pegatinas de "No a la guerra" quedan muy mal sobre un logotipo de Gucci" y que los actores se autoinvisten de una cultura y una infalibilidad sin razón alguna, porque no tienen por qué ser su opinión más ni menos que la de cualquier otro. Vamos, que ha venido a llamarles "culturetas" en toda su jeta y a dejar muy clarito que entre el artisteo, los habrá con más criiterio, con menos o con ninguno.
Y no sólo eso, sino que en la entrevista ha tenido los santos cojones (porque, aunque sea triste decirlo, opinar contra el pensamiento único requiere muchos cojones, y más siendo del mundillo artístico) de decir que la opinión de un actor vale igual que la de un carpintero o un fontanero. Ya me imagino a la Bardem y a Almodóvar revolviéndose ante tan osada declaración.
Y, oiga, que este chico y actorazo, se ha metido en política, y ha ido a manifestarse contra la normalización lingüística. Y, entrevistado que fue en esa manifestación hace unos meses, dijo que él quiere que, si un día se pone malo, le opere el mejor cirujano "y no el que mejor hable euskera o el que mejor baile la sardana".
Así que, por buen actor, por coherente y por haberse atrevido a contar alguna de las verdades del barquero, quiero homenajear desde aquí a Toni Cantó.