lunes, 22 de septiembre de 2008

Fascistas y dictadores


Ya ven ustedes... Anoche me debatía entre dos tamas para la entrada de hoy, y esta mañana han venido unos hijos de la grandísima puta a sacarme de mi dilema. Porque me he enterado por las noticias de que ETA ha vuelto a matar, después de dos infructuosos intentos en la madrugada del sábado al domingo.
No sabes ustedes cómo me subleva que estos hijos de la grandísima puta, que no sólo son fascistas y dictadores, ya que estos calificativos se les quedan cortos(según la Real Academia de la Lengua Española, dictador es la "persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás", y fascista es alguien "excesivamente autoritario"). Quizás en euskera haya una palabra para definirles. Quizás eso es lo que quiera decir "gudari": hijo de la grandísima puta que intenta imponer sus ideas matando a los que no piensan como él o amedrentándolos con la amenaza siempre presente de atentar contra su vida y/o patrimonio, y/o el de sus seres cercanos.
Estos señores, a los que tanto les gusta ir de víctimas esclavizadas por el Estado español son los menos autorizados del mundo para pedir derecho alguno. Son unas personas que intentan imponer a todas las demás su pensamiento a golpe de fuego, bala y metralla. Unos hijos de la grandísima puta (hijo de puta es, según la RAE, una "mala persona"), que no piensan que en el País Vasco (o Euskadi) hay muchísima gente, la inmensa mayoría, que no quiere "indepentzia", ni hablar sólo "euskera", ni participar en la "lucha armada", ni mucho menos que les gobiernen tamaños necios.
HB, EH o PCTV tuvieron un apoyo minoritario, aun teniendo en cuenta la presión ejercida sobre simpatizantes del PSOE o PP para que no votasen, y pese al éxodo al que han obligado a muchos vascos, que ya no votan en su tierra. Así que, si no os apoyan en las urnas, ajo y agua, majetes.
Ya está bien de matar a la gente, de echar a los que no comulgan con vuestro penamiento de su tierra (es tan suya como vuestra, cabrones), y de imponer el terror a todo el que no grita "Gora ETA". Dejad las putas armas. Ah, claro, no caía.... ¿a qué ibais a dedicaros entonces? ¿de qué ibais a vivir? es muy fácil vivir de puta madre, siendo un "héroe de la patria vasca", a cuerpo de rey y sin dar palo... lo duro es levantarse a las 6 e irse al Eroski más cercano a reponer estanterías.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué desgracia la que tiene el País Vasco. Qué desgracia. Unos matan, amenazan, extorsionan y señalan a las personas que no piensan como ellos; otros -los peneuvistas- miran para otro lado aprovechándose de la situación; los de más allá -los socialistas- juegan con fuego intentando "acercar posiciones" para chupar del bote lo más posible; y los pocos que quedan, son acusados de todo por sentirse como se quieran sentir, sobre todo los 'populares'.

Pobre brigada, asesinado por unos asquerosos. Pobres vascos de bien. Pobres de nosotros. Vaya forma de comenzar el otoño.

Antonio F. Marín dijo...

No merece la pena ni indignarse. A mí no me provocan ya ni asco. Estoy vacunado tras 30 años de lo mismo.

Merce dijo...

A mí si me producen asco, y nauseas, y rabia e impotencia, indignación. No se merecen vivir. Tampoco se merecen que hablemos de ellos, pero hay que hacerlo, porque de quien no nos podemos olvidar es de las víctimas...

enrique dijo...

Amén.

enrique dijo...

stanford, sólo un pero a tu acertado comentario.
Dices "pobres vascos de bien".
Hace tiempo que, lamentablemente, no creo que existan; o que son tan pocos y tienen tanto miedo que bastante hacen con sobrevivir cada día.
Porque el País Vasco es una hermosa tierra habitada por muchos cientos de miles de seres viles e indignos, sofronizados por una propaganda atroz y nazi y dispuestos a convertirse en talibanes llenos de odio y venganza.

El Charolito dijo...

Conozco a bastantes vascos. He estado allí. Y la verdad, creo que hay muchos vascos buenos. Pero que los pocos cabroncetes son los que meten más ruido. He estado de chiquitos por el centro de Bilbao y por el de San Sebastián, y nadie me ha llamado "zipallo" ni nada feo, y me han atendido en castellano. Y he comido escandalosamente bien. Pero creo que, al igual que hay mucha gente noble en esas tierras, hay mucho miedo, y la mayoría es la silenciosa. El problema vasco lo han de arreglar los vascos al final. Denunciando, señalando y perdiendo el miedo. Me duele y me cuesta creer que en un sitio donde hay tanta gente buena y se come tan bien no se pueda vivir en paz.