sábado, 7 de marzo de 2009

Jaime de Cristal


Mi abuela Carmen era profesora de Lengua y Literatura en la Escuela de Magisterio de Almería. Tenía en su despacho en casa millones de libros, una buena parte de ellos de literatura infantil. Yo vivía muy cerca de su casa, y casi todas las tardes iba a verla, y me encantaba leer algún libro, mientras ella preparaba las clases para el día siguiente.
Había un libro de cuentos cortos que me encantaba, "Cuentos por teléfono" de Gianni Rodari. Mi abuela, antes de morir, me dijo que cogiese los libros que quisiese de su biblioteca para mis hijos. No dudé el primero.
Cuando mis hijos alcanzaron la edad de que les contase un cuento antes de dormir, les enseñé el libro y les expliqué que me lo había regalado mi abuela (a la que, claro, ellos no conocieron). Ahora, cuando los tengo conmigo, me piden que les lea un cuento "del libro de tu abuela, papi". Y yo encantado.
El caso es que, el otro día, les leí un cuento que pensé que debía reproducir en este blog, porque también es un cuento para adultos, y con una moraleja interesante. Así que, paso sin más a reproducir el cuento "Jaime de Cristal":
"En una lejana ciudad nació en cierta ocasión un niño que era transparente. Se podía ver a través de sus miembros como se ve a través del aire y del agua. Era de carne y hueso y parecía de vidrio, y si se caía no se rompía en mil pedazos, sino que, como máximo, se hacía un chichón transparente en la frente.
Se veía latir su corazón y se veían sus pensamientos, inquietos como los peces de colores en su pecera.
Una vez el niño dijo una mentira, por equivocación, y la gente vio irremediablemente algo como una bolita de fuego a través de su frente; dijo la verdad, y la bolita desapareció. Durante el resto de su vida no volvío a decir más mentiras.
El niño creció, se hizo un muchachote, luego hombre, y todos podían leer sus pensamientos, y cuando se le hacía una pregunta, adivinaban su respuesta antes de que abriera la boca.
Se llamaba Jaime, peor la gente le llamaba Jaime de Cristal, y lo apreciaban por su lealtad, y a su lado todos se volvían amables.
Desgraciadamente, un día subió al gobierno de aquel país un feroz dictador y comenzó entonces un periodo de opresiones, de injusticia y de miseria para el pueblo. El que osaba protestar desaparecía sin dejar huella. El que se rebelaba era fusilado. Los pobres eran perseguidos, humillados y ofendidos de cien maneras.
La gente callaba y aguantaba, temerosa de las consecuencias.
Pero Jaime no podía callar. Aunque no abriese su boca, sus pensamientos hablaban por él: era transparente y todos leían en su frente sus pensamientos de desdén y de condena a las injusticias y violencias del tirano. Luego, a escondidas, la gente comentaba los pensamientos de Jaime, y así renacía en ellos la esperanza.
El tirano hizo detener a Jaime de Cristal y ordenó que lo encerraran en la más oscura de las prisiones.
Pero entonces sucedió algo extraordinario. Las paredes de la celda en que había sido encerrado Jaime se volvieron transparentes, y luego también las paredes del edificio, y finalmente también los muros exteriores de la prisión. La gente que pasaba cerca de la cárcel veía a Jaime sentado en su taburete, como si la prisión fuese también de cristal, y continuaban leyendo sus pensamientos. Por la noche, la prisión esparcía a su alrededor una gran luminosidad y el tirano hacía cerrar todas las cortinas de su palacio para no verla, pero ni así conseguía dormir. Incluso estando encarcelado, Jaime de Cristal era más poderoso que él, porque la verdad es más poderosa que cualquier otra cosa, más luminosa que el día, más terrible que un huracán."
(Dedicado a Miss Sybarite)

27 comentarios:

Unknown dijo...

Qué orgullo más grande... Gracias :)

Lamamma dijo...

Me habría encantado conocer a tu abuela.

Genial el cuento. Se lo leeré a mis hijos... supongo que el libro será difícil de encontrar, ¿no?

Anónimo dijo...

muy bonito y aleccionador,aún m parece demasiado pequeña para q lo entienda,pero lo recordaré para más adelante.besitos

Me como la vida misma dijo...

Preciosa metáfora para precioso fin: ser verdadero y vivir en la honestidad. Me apunto.

xxx

Eria.. dijo...

Todo está en los libros... incluso las cosas buenas, jeejej. Besitos varios.

Faria dijo...

Precioso cuento. Me lo guardo para contárselo a los niños de mis amigos. :)

El Charolito dijo...

Miss Sybarite: Las cosas se las gana uno, no se regalan.
Lamamma: Seguro que te habría encantado. Tenía sus cosillas también, pero era incansable y muy inquieta. El libro... pues no sé, te lo miraré, aunque supongo que será difícil, sí.
Laura: Es un cuento qeu de niño se ve de un modo, y de mayor de otro. Yo tuve que explicar a mis hijos lo que era un tirano, lo que era la represión... y no es nada fácil.
Me como la vida misma: Bienvenido a bordo. Tengo pendiente enviarte un correo. Y sí, es una bonita metáfora sobre algo que voy aprendiendo.
Eria: Yo me sé de algunas cosas muy buenas que no están en nongún libro (de momento) sino en Internet, en cierto blog ;)
Faria: Les harás un bonito regalo.

Caballero de la Rosa Azul dijo...

Me ha encantado el cuento.. no sé si es de niños o de adultos.. pero si es de niños lo tendrían que leer todos los adultos.. y si es de adultos por supuesto que lo deben leer los niños...

Eria.. dijo...

Charolito... cada vez que apareces por ese blog, su calidad aumenta y que no te suene a peloteo. No sabes cómo me gustan las palabras que me dejas. Eres de las pocas personas que creo, entienden lo que escribo.Un beso.

Merce dijo...

La verdad es poderosa, pero no siempre triunfa...

Eria, joooo, no habíamos quedado en que yo era la que mejor entendía tus post... ¡¡¡vaya desilusión!!!

Unknown dijo...

Charolito, precisamente por eso tanto orgullo :)

Unknown dijo...

¡Agüela! ¡Que te añoñas! ¡Ha dicho "de las pocas"! De-las-po-cas, no la única. Así que la otra poca vas a ser tú ;P

Sea dijo...

Tienes algo para ti en mi blog. Espero de todo corazón que te guste.

Un fuerte abrazo,

Ángeles

Merce dijo...

Anda, pollita, pues es verdad, va a ser cierto lo de la senilidad... que penita me doy...

Unknown dijo...

No te preocupes, agüelita, que ya sabes que yo defiendo que hay que cuidar de los viejitos en casa, te acogeré si es necesario ;P ¡¡¡Ay, pero qué rica y que guapa es ella, Dios, que la quiero más!!!

Merce dijo...

Anda, búscame una toquilla, que me voy a sentar en el brasero y te voy a hacer una bufanda para que no pases frío...

Unknown dijo...

Ah, no, no, ¡pero qué me dices! Yo te voy a preparar un rincón de diseño con suelo radiante y un portátil para que mantengas el blog y chatees con tus amistades.¡Y si quieres hacerme algo, mejor me grabas un CD con música que me bajes de Internet! De la mía, ¿eh?

Merce dijo...

Joeerrr,, con lo bien que me había salido el moño... que pensaba hasta dejar de echarme el tinte para lucir canas.

Charolito, más que un saloncito casi te montamos un geriátrico...

Eria.. dijo...

¡Cuanto mal hizo el cierre del saloncito de Antonio F Marin al mundo de los blogs! jajajaj

Unknown dijo...

Eria, ¡la vida sigue! ¡Será por saloncitos!

Lamamma dijo...

ah, ¿que se ha trasladado aquí el saloncito de té? menos mal, ya lo echaba yo de menos... hacedme hueco, pero aviso, yo vengo con los tacones de aguja...

El Charolito dijo...

Caballero: Tienes toda la razón. Gracias por pasarte por aquí y dejarnos esta perla.
Eria: Me sonrojas.
Merce: Seguro que tú entiendes mejor.
Miss Sybarite: A los mayores no se les replica

El Charolito dijo...

Por cierto, yo encantado de que me montéis el saloncito... ¡¡¡pero hablad de lencería!!!

Lamamma dijo...

tienen el libro en la web de la casa del libro como disponible. Tengo una al lado de casa, esta misma tarde me escapo a ver si lo tienen y si no que me lo pidan.

Uy, perdón, que había que hablar de lencería... pero para eso nos tendrás que dar pie con algún post interesante, ¿no? es que hablando de cuentos para niños...

Unknown dijo...

Sí, papá. Perdón.

añil dijo...

Yo tambien compré ese libro a mis hijos y he pasado muchos ratos de lectura con él.

Sobre el cuento, supongo que la verdad siempre resplandece, tarde o temprano, al menos eso es lo único que nos consuela cuando algo está jodido.

Saludos.

El Charolito dijo...

Lamamma: ¡¡¡Qué bien!!! Espero que os guste.
Miss Sybarite: Es que los mayores merecen un respeto.
Añil: Cómo me gusta que lo tengas y que, además, te guste.