
Hoy ha declarado como imputado Francisco Camps porque, parece ser, un señor llamado "el Bigotes" le dijo que se pasase por Milano y se pillase los trajes que quisiera, y otro señor llamado Garzón, y que es juez, para quien no lo sepa, mantiene que esto fue en pago a ciertos favores.
Tiene narices que, tal y como esté el país (el de verdad, no el periódico) andemos todos preocupados por los puñeteros trajes, que, estoy seguro, le regalaron al señor Camps.
Las diligencias se instruyen por un presunto delito de cohecho, esto es, se intenta dilucidar si esos trajes se regalaron a cambio de algún favor prestado desde el cargo. O sea, que o se demuestra que Camps es un pringado que se ha venido por un puñado de trajes o la cosa quedará en agua de borrajas. Yo voto por lo segundo, porque Camps tiene cara de todo menos de "pringao".
Lo que me hace gracia es que Leire Pajín y otros muchos políticos, en vez de trabajar para solucionar los problemas (que para eso le pagan), anden estos días poniendo el grito en el cielo por el asunto de los trajes, cuando el tema de la dádiva a los políticos es, por desgracia, el pan nuestro de cada día.
Propongo un sencillo juego... Ponganse en el mes de Diciembre en la puerta del despacho de cualquier alcalde de cualquier pequeño pueblo, y contabilicen las cajas de vino, jamones de pata negra, cestas y otros regalos que reciben. Les aseguro que el valor de esos regalos supera el sueldo anual de muchos.
Y no digamos de la cantidad de prendas, joyas, complementos, viajes, aparatitos, móviles, ordenadores, entradas a eventos deportivos, etc. que reciben los políticos.
La mayoría, por supuesto, suelen ser regalos de gente que tiene con ellos vinculaciones. O sea, empresas adjudicatarias de obras y servicios.
Aquí todos pillan, así que, qué quieren que les diga, me parece de lo más normal (que no correcto, ojo) que a Camps le regalase el Bigotes unos trajes. Y, miren ustedes, con más estilo que el consabido Jamón de Jabugo 5J.
Por eso, me importan un carajo los trajes de Camps, y por eso Leire Pajín me parece una payasa, una imbécil y una demagoga.
Si tienen cojones los políticos, que hagan una Ley que les obligue a declarar (y a pagar impuestos, por supuesto, por esas donaciones) todo lo que reciben al cabo del año. Entradas de fútbol, a la Fórmula 1, viajes, comidas, prendas, regalos navideños... todo.
No lo verán estos ojos mortales.
Foto: Camps luciendo traje.