Ya lo decía Rubén Blades: Pedro Navajas, ladrón de esquina, quien a hierro mata, a hierro termina.
Y eso le ha pasado a nuestro Gobierno. Tanto hacer la rosca a los de la SGAE, tanto imponer el jodido canon y tratar a todo Dios como delincuente, tanto regalarles ese dinero por todo el puto morro (llevaba yo unos días muy comedido, rediós), tanto perseguir a los que se bajan música de Internet... y resulta que los que son unos presuntos ladrones de tonadas y unos presuntos evasores de derechos de autor son ellos.
En una rueda de prensa ofrecida en la sede de la SGAE, un artista llamado Nach ha denunciado que la canción que suena en el famoso anuncio en clave de hip-hop que ha realizado el Ministerio de Sanidad para fomentar el uso del condón entre los mozos y mozas es una "adaptación no autorizada" de su tema "Efectos Vocales". Vamos, que le han plagiado el susodicho tema. Y que, con ello, se está "desvirtuando la imagen del hip-hop, en general y perjudicando seriamente su trabajo, en particular".
Sinceramente, he escuchado el tema de Nach y lo he comparado con el anuncio del condón (los he dejado enlazados para que ustedes, queridos lectores, que con sus comentarios son el verdadero alma mater de este blog, hagan lo propio y opinen), y salvo que se usen sólo palabras formadas con la vocal "o" (lo cual no es novedoso, pues lo hicieron ya los dadaistas), no encuentro que el anuncio sea un plagio.
O sea, que este Gobierno, que se ha dedicado a hostigar al ciudadano a cuenta de los derechos de autor y ha regalado un canon a los mafiosos chicos de Teddy Bautista, ha acabado siendo víctima de este club y de sus infundadas acusaciones, tan sin sentido como las que Ramoncín lanza en sus diatribas contra los internautas.
O sea, que quien a SGAE mata, a SGAE termina.
Y si no fuese por que al final lo pagaría yo con mis impuestos y a ellos les iba a importar un cojón, por mis muertos más frescos que firmaba una petición para que tuviesen que indemnizar a Nach. Lo suyo sería que llegase u Juez y obligase al Sr. Bernat Soria a pagar (de su bolsillo) una pasta a Nach. Les juro que iba a disfrutar como cochino en lodazal.
Foto: Un condón. Así los usamos por estos lares. Aprended, jóvenes.