miércoles, 24 de junio de 2009

Soy mediterráneo... y mis peques también


Anoche fue, como supongo todos sabéis, la noche de San Juan (vale, en Alicante se celebra hoy) y, como cada año, bajé a la medianoche a bañarme en el Mediterráneo, iniciando esta vez en tan pagano rito a mis dos pequeños.

Hace años me di cuenta de que la Noche de San Juan es el ritual mediterráneo de la vida, en el que se aúnan los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego) en una perfecta, precisa y preciosa comunión de la que somos el elemento catalizador los que participamos del rito.

A las 12, hora bruja, hacemos nuestra inmersión en el mar, sin perder contacto con la tierra, que tocamos con los pies, mientras el aire nos acaricia la cara, trayéndonos el calor producido por el fuego de las hogueras.

En ese momento tomas conciencia de que , independientemente de tu nacionalidad, eres mediterráneo. Que llevas en tus venas, en tu código genético y en tu conciencia la tradición y la cultura de esos navegantes, conquistadores y guerreros que, a la vez, culturizaron cada sitio que pisaron y que crearon la Civilización, tal y como la conocemos, y las bases de lo que hoy es Occidente. Y que el catalizador de todo eso, es el Mar Mediterráneo. Y, sobre todo, te das cuenta de que sigues vivo y de lo bello que eso es, y sonríes feliz.

Anoche, mis hijos recibieron su bautismo en este pagano rito de adoración a los elementos. Pude verlos en la orilla, con los pies metidos en el agua, lavándose sus alucinadas caritas con una mezcla de entusiasmo y sorpresa. Y sé que, aunque no de una forma racional, comprendieron todo el significado del momento y sintieron la energía del Mar.
Foto: Una hoguera de San Juan

El precio de los errores


Si usted, pequeño autónomo, cometiese el imperdonable error de presentar un día tarde el Modelo 110 de ingresos a cuenta, aunque fuese negativo, tendría que abonar una multa de 300 euros.

Si usted, sufrido conductor, fuese sorprendido haciendo uso de su móvil, le impondrían también una multa de 300 euros (además de dar un buen bocado a los puntos de su carnet).

Y esa misma cantidad, 300 euros, es la que Don Baltasar Garzón habrá de abonar como multa por haber sido negligente en su trabajo y haber acordado de forma tardía (tendría el hombre alguna cacería a la que acudir o alguna conferencia que dar en Nueva York a precio de pelo de conejo) la prórroga de la prisión provisional acordada para dos dos narcotraficantes turcos, de modo que, cuando llegó la orden de mantener dicho medida, los interfectos habían sido puestos en libertad y, obviamente, de habían fugado. Salam Aelikum, Baltasar, Que Alá sea contigo. Ya nos veremos en otra vida.

Como dijo Trillo, "¡¡¡Manda cojones!!!" los distintos precios que los españoles pagan por sus negligencias. Y es que, como dijo Pedro Pacheco hace lustros, "La Justicia es un cachondeo".
Foto: Garzón en clara postura de "a mi que me registren"